Una cuarta parte de los graduados de instituciones de educación superior están desempleados más de dos años después de terminar sus estudios, según una investigación de IFC. Ello no se debe a una falta de cualificaciones sino a que sus credenciales no reflejan lo que necesitan para estar preparados para el mundo laboral. Carecen de habilidades esenciales como trabajo en equipo, gestión de proyectos, comunicación efectiva y aritmética básica. Las universidades, institutos, politécnicos e instituciones de formación técnica y profesional no han preparado bien a los estudiantes para el lugar de trabajo. Pero eso está cambiando.

Las instituciones están empezando a darse cuenta de que es un imperativo comercial ayudar a los estudiantes a encontrar trabajo, no solo formarlos para que se gradúen. Dando a los graduados las herramientas que necesitan y comprendiendo qué es lo que les interesa a los empleadores, las universidades pueden preparar a los estudiantes para el mercado laboral. Cuando IFC descubrió que este aspecto era un punto débil entre nuestros clientes del área de la educación, nos dispusimos a marcar la diferencia midiendo el impacto a través de la empleabilidad.

En 2015, realizamos estudios para un cliente de América Latina con el fin de hacer un seguimiento del rendimiento de la educación, la evolución profesional y la movilidad socioeconómica entre los graduados universitarios de primera generación y los estudiantes de bajos ingresos. Los resultados confirmaron algunas de nuestras hipótesis y promovieron un debate más amplio sobre la incorporación de los servicios de empleabilidad. Descubrimos que algunos de nuestros clientes se ajustaban a las necesidades del mercado y eran expertos en el tema de la empleabilidad; otros estaban empezando a centrarse en el área, y otros seguían sin ser conscientes del potencial de la empleabilidad.

Desde el comienzo, IFC adoptó un enfoque inclusivo, realizando consultas con universidades como Carnegie Mellon, empleadores globales como el InterContinental Hotels Group, expertos en consultoría de McKinsey y especialistas del Banco Mundial. Creamos un prototipo funcional que podría replicarse en las IES de los mercados emergentes y luego lo probamos en distintos entornos operativos. Los comentarios constructivos que recibimos condujeron a una evaluación de 360 grados para que las universidades pudieran averiguar su nivel de desempeño, sus carencias y cómo pueden mejorar. Así es como nació “Vitae”.

El diagnóstico Vitae se basa en la recopilación de datos primarios cuantitativos y cualitativos que luego se validan con entrevistas a partes interesadas clave, como el cuerpo docente, el personal, los estudiantes, los empleadores y los exalumnos. Comienza examinando la visión y la misión de la institución. Si la gobernanza y el liderazgo no están alineados con los servicios de empleabilidad, es probable que el objetivo y el vigor institucionales se debiliten.

Vitae también analiza la calidad y la relevancia del aprendizaje a través de sondeos. “¿Los programas académicos se diseñan en colaboración con los empleadores? ¿Los planes de estudio y los contenidos están en consonancia con las habilidades que demanda el mercado laboral?”. Si las instituciones pueden imaginar los desafíos a los que se enfrentarán los estudiantes en el mercado laboral, podrán ayudarles a prepararse.

Los estudiantes también necesitan ayuda más allá del salón de clases, y eso incluye programas y servicios extracurriculares y cocurriculares. “¿Qué tan bien dotada está la institución para proporcionar servicios de asesoría, consejería y orientación profesional? ¿La universidad se conecta con los empleadores para facilitar pasantías? ¿La institución aprovecha sus redes de exalumnos para fortalecer los vínculos con las empresas ?”.

El éxito de las relaciones que la institución ha establecido con los empleadores es fundamental para el proceso de evaluación de Vitae. “¿La institución interactúa regularmente con empleadores a través de foros, como comités asesores de la industria o consejos sectoriales, para difundir sus programas?”. La estrecha coordinación con el “mercado” de los graduados ayuda a la institución a situarse en la realidad.

Vitae se rige tanto por la recopilación de datos cuantitativos como por la validación mediante entrevistas y grupos focales. La evaluación cualitativa aporta una atmósfera valiosa y contexto a la revisión y complementa el análisis de datos. Las tasas de graduación, los índices de colocación en el mercado laboral y los salarios iniciales ayudan a la institución a reflexionar sobre sus indicadores de desempeño y tomar medidas correctivas si es necesario.

El proceso de evaluación culmina con un informe exhaustivo en el que la universidad recibe un puntaje para los indicadores, así como un puntaje general. También se comparten los puntajes comparativos de instituciones pares, pero se mantiene la confidencialidad. Se entrega un informe detallado con recomendaciones, y si el cliente desea asistencia en la ejecución, IFC puede apoyar con talleres temáticos y el desarrollo conjunto de una hoja de ruta para el futuro.

Vitae ya ha ganado terreno en universidades públicas e instituciones de enseñanza y formación técnica y profesional en África al sur del Sahara y en IES privadas en América Latina, por ejemplo en Brasil, Chile, Colombia y Perú. Nuestro plan es ampliarla a otros mercados en Oriente Medio y Norte de África y Asia oriental y el Pacífico de manera que instituciones de todo el mundo se puedan beneficiar con este enfoque sistemático para abordar uno de los principales retos de la educación superior.

IFC espera que Vitae se convierta en la norma de preferencia de las instituciones centradas en mejorar la empleabilidad de sus estudiantes y equiparles con las habilidades del siglo XXI para una transición rápida y efectiva al mercado laboral.

Mohammed A. Khan es especialista superior en Educación de IFC y el arquitecto principal de Vitae. Tiene más de 45 años de experiencia profesional, que incluye 30 años en el sector de la educación superior en Pakistán, Canadá y mercados emergentes de Asia, Oriente Medio y Norte de África, América Latina, Asia central y África.